Ibargoyen, el
portuñol y la novelística contemporánea
en América
Latina
“El espíritu grande fala purcualquer boca, e cualquier forma é una forma cualquiera, mulieroucavalo, e los ojos sao os cuatro ventos que moran no ar, respirando aires de cima e aires de baxo…”
Saúl Ibargoyen
“Carimbao,
brasilero, bayano, entreverado, misturado, fronterizooportuñol,
el términopotuñol es de procedencia urbana, y fue creado
por la clase culta. No obstante, el término fueadaptado por todas
las clases sociales y por los propios hablantes del portugués
uruguayo”. Éste es, en palabras de AntjeHübel, el origen de un
idioma que cuenta, entre sus mejores exponentes, con el nombre de
Saúl Ibargoyen. El escritor uruguayo-mexicano, asiduo a visitar
desde su juventudla provincia de Rivamento, retrataa los personajes,
sus desgarraduras y sus melancólicas alegrías,con la crudeza que
templa a los maestros.
De Ibargoyen
-exiliado tras la dictadura de Bordaberryenla negra noche del 27 de
junio de1973-ha destacado la obra poética de ritmo demoledor, de
ejercido feísmo donde se aprecia la búsqueda de la belleza y el
amor a pesar de las circunstancias y el sufrimiento: amor hacia el
mundo, hacia la mujer, hacia uno mismo, en asertividad con la
filosofía sufí. Los diversos premios recibidos en su país natal y
los recibidos en México, donde destaca el Carlos Pellicer 2002,
representan un mínimo reconocimiento para una obra profusa,
particular, experimental y beligerante, de versos emparentados con
las teorías del tiempo y el movimiento continuo.
El poeta ha
sido escuchado de manera amplia, es cierto. Pero Saúl Ibargoyen, el
otro Saúl, el novelista, la otra o las otras voces que se violentan
y acentúan, que armonizan e indagan, que habitan cada uno de los
cielos y los infiernos de un nombre construido con cuatro letras;
este Saúl narrador ha sido mucho menos leído con atención, de
manera injusta por cierto(a pesar de una labor ardua que ha ejercido
a la par del oficio poético).
Desde que publicó
su primera novela en México, en 1982, Ibargoyen ha sido infatigable.
Ha legado más de media docena de libros que se insertan en el
género: La sangre interminable, México, 1982,
Montevideo, 1987; Noche de espadas, Cuba,
1987, Montevideo, 1989, México, 2005; Soñar la
muerte, México, Montevideo, 1993, 1994 y 2002;
Toda la tierra, México, 2000 y 2002, Montevideo,
2000, Francia, 2013;La última copa, México,
2006; Volver, volver, México,
2012; y Llorar pa” delante, Montevideo,
2013.
Las novelas
ibargoyanas muestran un mundo complejo entre amores
imposibles, entre seres desgarrados que buscan el licor de la
sabiduría y la meditación en la próxima copa al más puro estilo
de Omar Khayyam; o evidencian el profundo desconsuelo ante el retorno
a una patria que parece ajena, el desasosiego del que no sabe de
dónde viene y hacia dónde va. El exiliado, en su obra, no es de
ninguna parte pero habita la tierra, se ha convertido en ciudadano
del mundo a la par que es celador del más profundo de los vacíos.
Quien arrebata a otro la manera de disfrutar la vida dentro de su
cultura y su comunidad,desterrándolo, comete uncrimen terrible con
la intención de borrar un rostro; pero, sin saberlo, lo dota de una
mirada poderosa, lo viste de ojos a través de la piel. Incluso los
aciertos, los errores y los horrores del país, a distancia, parecen
más descifrables.El escritor, el artista, vuelve el exilio contra
quien lo dicta.
Como extenderse en
el análisis de cada una de las novelas sería vano y pretencioso, en
este estudio nos avocaremos a la obra reciente del autor. En la
trilogía conformada por los títulos Sangre en el sur, El
torturador y Volver volver, son recurrentes los temas:
el amor, la dictadura, la tortura, el exilio, el anhelo del retorno,
el desencanto al regresar, en palabras que comparte Gustavo Ogarrio.
El autor asegura, con respecto a esta trilogía,que se trata de
una serie de novelas en las que se permitió hacer una especie de
ajuste de cuentas de carácter familiar, con la finalidad de
encontrar un equilibrio emocional y afectivo.Estamos ante un
cuestionamiento palpable hacia la condición humana y antelas
vejaciones a las que se somete a la libertad. Quien ha sido
violentado apenas puede borrar con su sangre las huellas del miedo.La
tortura es un tópico que desearíamos desaparecer de América
Latina, no por un acto de omisión, sino en la búsqueda de
erradicarlo de facto.En Sangre en el sur y El
torturadorse inscribe un amargo canto autobiográfico, una
necesidad sublimada en denuncia.Las intenciones pueden ser explicadas
por el autor en referencia a los métodos violentos como sistema de
represión: En verdad –dice el vocero de ambas novelas-,
creo que la torturaopera en varios niveles. La aplicación de ese
método destructivo de sometimiento implica efectos a largo plazo,
más allá de la búsqueda de información o de implantar un miedo
paralizante en el conjunto de la sociedad. Eso promueve un vínculo,
que puede estirarse históricamente, como de mutua atracción entre
el sujeto-Estado que realiza la tortura y el objeto-sociedad que la
recibe. Por lo tanto, esto supone la existencia de una memoria que
busca dolorosamente la verdad y la justicia, y de otra memoria que
pretende convertir su discurso en una verdad ficticia y perversa. En
tal sentido, creo que las zonas de mi narrativa en las que se da esta
temática presentan, al menos, una posibilidad de ajustarse a un
momento histórico en que, para algunos países del Cono Sur, se está
acentuando el esclarecimiento de los incontables crímenes de lesa
humanidad cometidos en los años 70s y 80s.
En La última
copa nos hallamos ante la confesión de un alcohólico, duro
testimonio del dolor, el espanto y el encanto del licor y su
progresivo abuso. ¿Qué nos acerca al vino? ¿Por qué es tan
difícil desatender la necesidad de desparecer a través de su
ingesta? “Los tragos todos son uno solo; tal vez como las
mujeres, que todas se resumen en la que uno está amando”,
afirma la voz narrativa. Avanzamos por los callejones del vicio
no de la mano,sino con los ojos vendados, empujándonos contra
paredes escarapeladas, trompicándonos hasta el blando suelo lleno de
miasmas para salir de la lectura, con raspones,con la cara embarrada;
porque no hay forma de salir limpio del infierno de La última
copa. El personaje, cuyo nombre no nos es revelado, realiza un
recorrido desde aquél día cuando probó la primera gota, justo en
la solitaria intimidad de la casa de infancia, para arribara bares de
mala muerte y hoteles de aromáticas costras donde amó mujeres sin
nombre y sin esperanza.
La estructura de la
narración es digna de cualquier prestidigitador. He aquí uno de los
grandes hallazgos en la obra de Ibargoyen: los sucesos no son
expuestos en orden cronológicosino que se presentan como episodios
en la vida de un alcohólico,con la entropía que funciona como alta
metáfora de los postulados de la mecánica cuántica, en este y
otros libros. No hay pasado ni futuro, no hay arriba y un abajo; el
tiempo y el espacio son relativos, una envolturaque resopla
contrayendo y expandiendo a través o a pesar de cualquier
determinismo. Si tuviéramos que comparar lo radical de la propuesta
para contar una historia en su vasta obra, deberíamos reconocer el
nombre de Saúl Ibargoyencomo unrevulsivo,con esa forma salvaje,
disidente, que disfruta lo lúdico al destruir y construir a partir
del todo y de nada. A la manera de Samuel Becket, de William
Burroughs, de diversas novelas-ensayo del siglo pasado, como las de
Cortázar y Onetti, el autor -radicado en México desde 1976-
demuestra valentía, convicción y perseverancia en su propuesta
estética. Para aquellos que gustan de las etiquetas podríamos
asegurar que nos hallamos ante una de las obras más postmodernas de
la contemporaneidad latinoamericana. Sin embargo, existe también una
tradición profunda que permea a través de sus páginas, un absoluto
respeto por los antiguos. Queda expuesto el gusto por Cervantes, por
el buen vocablo, por la sonoridad y la negación de cualquier
cursilería. Ibargoyen es un transgresor ante las formas timoratasde
nuestros días, es ajeno a los facilismos y al bestseller. Alejo
Carpentier escribe:Los mundos nuevos deben ser vividos antes de
ser explicados.Ibargoyen dota de sangre y de respiro a cada uno
de susmundos. Construye ciudades:Ríomar, una metáfora de
Montevideo;Rivamento, ciudad fronteriza que comparte similitudes con
las de otros escritores como Ademar Alves o Tomás de Mattos. En
Rivamentose recreaun submundo fronterizo donde los personajes manejan
un lenguaje que puede alcanzar desde lo simple hasta una sabiduría
enciclopédica, emergiendo entre la verborrea y el discurso
ontológico.
Ibargoyen es, ante
todo, irrepetible. El desorden de la forma en su estructura narrativa
es un manifiesto. Buscando entre sus palabras, podemos garantizar que
en este laburose escribe como se bebe. Cito al autor: en la
cuestión de los tragos, como en la guerra o en el amor, sabemos –si
es que sabemos- cuándo empieza pero no cuándo termina.
En la novela
Volver, volver (una de mis favoritas), nos hallamos ante el
impacto emocional de un hombre que viene a buscar su pasado, el
recuerdo de su propia Comala, por así decirlo; para enfrentar una
urbanidad que ya no le pertenece. Las maneras de la gente, las
calles, los cafés, incluso la ideología, todo parece distinto, se
mira a través de un lente borroso o una pesadilla febril. Dice la
escritora D Santos, acerca de esta novela: En ese intento de
recuperar lo perdido, Leandro, el protagonista, se adentra en los
lugares de antes, queriendo encontrar en esa calle o edificio
conocido su identidad… para no sentirse lejos de todo y
sin estar cerca de uno mismo…Nunca se regresa del todo porque
jamás nos vamos totalmente,afirma Ibargoyen en relación a la
experiencia del exilio, en una frase que encierra la tesis de
dicha novela. En el desenlace, un encuentro con un anciano ciego
-fabulación borgiana que no tiene nada de borgiana-, encierra una
metáfora o una parábola –es arriesgado precisar- acerca del
enfrentamiento con el sí mismo, a nivel individual y nacional. Una
propuesta que se aventura a la libre experimentación del lenguaje,
acercándonos a un estilo misturado: Esos modos tuyos de
hablar, esa fuerza, esa especie de pasión por la verbalidad más
certera o más precisa, decime, ¿de dónde vienen, de dónde te
llegan…? …Cuando me lancé a este regreso a Ríomar –respone
Leandro- pensé que ya me había hecho todas las preguntas, que me
sabía todas las respuestas…Volver, volver esuna novela
inscrita ya en el estudio de las letras hispanoamericanas del nuevo
siglo.
Enfrentar lo
externo es un asunto franco, determinado. Enfrentarse a sí mismo
implica el riesgo de legarheridas a la carne; exige una crítica
aguda, ajena alo complaciente. En su novelaLlorar pa” delante,
Saúl pone el dedo en la llaga.AIbargoyen se le considera –en
ocasiones-un escritordeesa generación a la que se ha querido
encasillar, en Uruguay, como literatura de guerrilla. Nada más
ingenuo. El novelista es, además de un ferviente admirador de la
historia de Gilgamesh, un metafísico, un espíritu en busca dela paz
colectiva. Motivos que, desde luego, no lo alejan de una gran verdad:
su interés por las teorías dialécticas y su firme oposición al
concepto dictadura. Literatura en serio, lejos de poses y
lucimientos. Lipovetsky dice: La autoconciencia ha substituido a
la conciencia de clase, la conciencia narcisista substituye a la
conciencia política.Una amenazaen la contemporaneidad; pero
Ibargoyen nada sabe de ello. Su compromiso con la literatura abarca
la conciencia política y de condición humana, libre de cualquier
vanidad. Sin embargo, no se conforma con una visión protestataria,
de panfleto, por lo que escapa ala simple clasificación de
guerrillera. Es claro: un adeptoa la causa no la cuestiona. Un
librepensador dialécticova más lejos: se pregunta por los feroces
zarpazos del capitalismo salvaje, pero tambiénpor las incongruentes
acciones de una izquierda titubeante, una célula rebelde que termina
por encumbrarse en el poder para desconocer sus principios. Aquí,
Propercio Pérez Peres, hombre fronterizo entrado en años, regresa a
Montevideo para encontrarse consigo. Al llegar, vive un acercamiento
casual con una bella mulata por la que comienza a sentirse atraído.
Pero los demonios personales rondan: Propercio cae en las oscuras
garras de la memoria, y se encuentra con su doble, Dieguito
(él mismo, muchos años atrás), envuelto en un mundo donde los
ideales son enfrentados ante una orgaque actúa de manera
similar a como actúan los milicos y los paramilitares.
¿Cuál es la diferencia entre ambos núcleos?, se cuestiona el joven
Propercio. Los encargos hacia Dieguito implican riesgos
mortales, un torbellino de traiciones y sospechas. El joven se
entrega a la causa librando lo mejor posible las desventuras, los
acechos enemigos y fraternos, hasta el punto de llenarse las manos de
sangre. Properciohabrá de sufrir el desencanto ante las convicciones
ideológicas cuando se entera de que Eleusino Hernandarias, el nuevo
Ministro de Defensa, es aquel que se erigiera como uno de los jefes
más importantes de la orga de los años de lucha. La mulata,
esa eterna amada que brinda descanso, logrará alejar de sus
angustias, en lo posible, a un hombre sumido en la desesperación, un
hombre que no ha sido bien recibidoen su entrañable Montevideo por
los nuevos rostros gubernamentales, quienes lo consideran incómodo
por el apego a ciertas causas. La novela no deja títere con cabeza.
Pero no se trata de un canto de nihilismo o renunciación. Es el filo
de la cuchilla diseccionando y exhibiendo los huesos infectados de lo
claro y de lo oscuro, la médula de lo contradictorio que busca el
renacimiento de los ideales. Una buena obraexige que no haya
concesiones dentro de sus páginas, ni con los personajes ni con el
universo que describe. Tampoco pretende moralizar. Eso lo sabían
autores como Dostoyevski yFaulkner. Ibargoyen cumple con ello. Llorar
pa” delante es un trago amargo para los ilusos, una piedra en
el zapato para los capitalistas; y una magnífica propuesta para
quienes buscan lo lúdico, para quienes indagan en la relación entre
el autor que pone de manifiesto la ficción de sus personajes y sus
situaciones,en un caldo literario delicioso(algo que ahora les ha
dado por nombrar metatextual). Novela directa que se torna
cuestionamiento contemporáneo.Vislumbrando la esperanza a pesar del
cieno, citemos una frase de José Saramago que resume el sentir de
este libro: La derrota tiene algo positivo, nunca es definitiva.
En cambio la victoria tiene algo negativo, jamás es definitiva.
Y el potuñol,
a todo esto, ¿a qué ritmo toca en la novelística referida? Pues se
mueve al ritmo de la estética que se le impone. Es imposible abarcar
la obra ignorando lo particular de la frontera. El potuñoles
el reflejo de una línea que divide dos culturas que se hermanan en
una mutua y pacífica convivencia. Mezclar idiomas expande la
conciencia, derriba limitaciones y barreras. El entreverado es
la línea que divide y acerca.Ah, coñísimos, aquí béin me
paré, al fin en lo derecho, desrodillado, mis dos rodillas están
fuera del colchón…Sí, Don Thomazio. Maisiso es para dar comida
espiritual al bagazo, a las gentuzas mayoritarias…sonfragmentos
dispersos entre los diálogos de “Toda la tierra”, libro que fue
recomendado incluso por el propio José Saramago. Usté me mira,
¿y qué ve? ¿Una mulier? ¿Qué mulier? …Nao, nao, o sior está
viendo umcavalo. Cavalo bien preto, dentesamarelos. Cavalo é a
eneryía dos homens…Pero, señora, los caballos nao falan, nos
comparte el narrador en uno de sus cuentos.
Ibargoyen es
frontera: es la confrontación de dos personalidades, el Saúl de
ochenta años que advierte al de diecisiete:eras muy joven para
entender lo que pasó; y el Saúl de diecisiete que
responde:estás muy viejo para comprender lo que vendrá.
También es casa de espejos enfrentados, búsqueda del Brasil en
orígenes uruguayos, conciencia sudamericana que respira aires
mesoamericanos advirtiendo la imprescindible libertad por encima de
lo que se dicta; y es, al fin, exilio que no consigue ninguna patria,
pero que celebra el canto de las mujeres y los hombres de todo el
mundo. No es una casualidad que haya sido bien recibido en Francia,
hasta el punto de alcanzar la traducción al idioma galo de dos de
sus novelas.
Insistiendo
en citar a Carpentier, algo nuevo se revela:En América Latina, lo
maravilloso se encuentra en vuelta de cada esquina, en el desorden,
en lo pintoresco de nuestras ciudades... En nuestra naturaleza... Y
también en nuestra historia.Saúl Ibargoyen cumple a cabalidad
con estos elementos: el desorden, lo fantástico, la naturaleza de
nuestra Historia, con h mayúscula, que debe ser aprendida y
difundida para perpetuar el concepto de evolución. No esa evolución
manifiesta traducida como progreso, sino la sublimación de lo
espiritual y lo luminoso en la búsqueda de un cosmos menos enfermo.
Enhorabuena la originalidad y el compromiso literario de Ibargoyen en
este lastimado continente en búsqueda de sanación.
Ulises Paniagua
8 de abril del
2014
Sala Manuel M.
Ponce, Palacio de Bellas Artes, México D.F.